Están
nuestro gestos en el aire,
nuestros
ojos.
Los
cuerpos quedan en la penumbra,
y
la encienden muy despacio
-solo
porque es preciso-.
Hace
paraísos la sed de sus bordes.
No
busca por qués el trigo.
Mañana
implica despertar si amanece.
Y
mientras, nos damos besos prematuros.
Besamos
los corazones
-dos
corazones, cuando se besan,
son
un solo corazón-.
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