Exploremos.
Es la aventura un lugar conocido
sin embargo.
Amanecen las palabras
que sobreviven de los sueños,
de los recuerdos,
mientras
rodando descienden
con canto inseguro
sonoras discusiones y silencios.
Queda vacía la noche.
Deja desolación pero también
alivio.
Sin proponerlo ha surgido
de nuevo esa luz breve
que nos ilumina todo,
que no sabríamos explicarnos,
ni entender.
Esa Luz, esa nueva oportunidad que surge en tu poema como inexplicable, me invita a la reflexión para tomar opciones en este año que comienza.-
ResponderEliminarAbrazo amigo Juan:
Antonio
Precioso! Quiero entender que aludes a la luz del Tao, o quizá al gratificante silencio que a determinadas horas anega al alma.
ResponderEliminarFeliz comienzo de semana, apreciado Juan!
Después del desconcierto y la oscuridad, siempre ha una luz que surge, al final del camino.
ResponderEliminarBesos.
Es como ese resurgir tras un intenso instante donde todo converge y estalla entre oscuros designios o augurios de desaliento.
ResponderEliminarEntonces y sin previo aviso,renace la magia de la vida y nos viste de luz el entorno aclarándonos el camino a seguir.
Besos.
Al final del túnel, siempre hay un punto de luz que nos devuelve la esperanza y solo entonces entendemos que no todo está perdido.
ResponderEliminarAbrazos con alas, Juanito!
Si esa luz se mantiene encendida hay que luchar por ese amor con uñas y dientes, amigo Antonio.
ResponderEliminarY tú de eso sabes como yo.
Un fuerte abrazo
El amor, además, es luz que ilumina el alma.
ResponderEliminarSu sombra sólo son avatares del día a día.
Un abrazo Mª José
Desde luego Isis.
ResponderEliminarEn una convivencia larga hay etapas de todo tipo, y si la luz la sigue abanderando tiene sus buenas razones.
Un beso
Qué bien te explicas Marinel.
ResponderEliminarA veces es bueno regenerarse, ver el lado oscuro a que aboca la rutina para volver a darle -con perdón- una nueva patada en el culo.
Un beso querida amiga
Nada está perdido por la oscuridad de ese túnel ni por lo lejos que esté la luz si hay respeto y complicidad, si los ojos entienden cada gesto.
ResponderEliminarUn abrazo, pero sin alas, Diana