Hace oficio el principio
a que aboca todo final,
y sus momentos de quiebra.
La derrota
es una palabra consumada,
no tiene abrigo,
a la vista deja océanos
y cuerpos fugitivos.
De un instante que nada responde
a un instante que responde
desde algún rastro en la penumbra.
Se cierra el surco,
la estela de un naufragio,
cae una lágrima sin suerte
a un bullicio de rumores.
Luego, se apaga la luz,
la mente concibe ausencias.
Y se nace viejo.
Un poema precioso que rematas con una estrofa bellísima:
ResponderEliminar"Luego, se apaga la luz,
la mente concibe ausencias.
Y se nace viejo."
Cada día me sorprendes Juan.
Un abrazo.
Algunos, efectivamente, nacen viejos, si no todo el mundo. Al leer tu poema, irremediablemente, he recordado una frase de Cary Grant en "La mujer del obispo" a Loretta Young: "Solo son viejos los que nacen viejos. Usted nació joven y seguirá siempre joven" Un abrazo, Juan.
ResponderEliminarExisten muchas clases de derrotas; pero la del alma es la más dolorosa y definitiva porque destruye las células del cuerpo. Creo que es ésa la que describes en tu poema.
ResponderEliminarLeyendo poemas me siento fuerte porque tengo el poder de interpretarlos a mi manera, no como las novelas o las películas en que prevalece la intención del autor.Feliz semana, amigo Juan.Te felicito, Juan Risueño: eres una fuente de creatividad, cada día escribes algo. Yo tengo secas las ideas y el ánimo. Un abrazo
Me encantó la estrofa de la derrota, un concepto que se ilumina con tu descripción.
ResponderEliminarabrazo.
Elena, hay cambios quizá positivos que no dejan de ser tristes. Ésta crisis está obligando a demasiadas personas a aceptar demasiadas cosas. Pero bueno, ahora se nace sabiendo.
ResponderEliminarUn abrazo
Me pasa a veces lo que a ti. Asocio muchas frases de películas al día a día, y las suelto en mitad de alguna conversación sin venir a cuento, bueno yo sé que sí viene a cuento pero no siempre el que la escucha. Hay frases antológicas que están vivas en la mente, y claro,es lógico que se muestren.
ResponderEliminarPero éste nacer viejo se acerca más al ave fénix.
Un abrazo
Yo digo, Juan, que no mata lo que no remata, y más una frase que sí es mía: el mejor culpable es el muerto.
ResponderEliminarLas ideas puedes ponerlas en remojo con un vaso de vino, a mí me gusta el rioja, con algún mejillón o una gamba de tapilla. No falla.
Un abrazo
Es cierto, Halcón, que la derrota no tiene abrigo, que hay que dejarla atrás y buscar nuevos horizontes. Es la vida. Para mirar atrás no hace falta girar la cabeza.
ResponderEliminarUn abrazo