Un año más caminando
hacia el espejo en tu aldea
donde limpiar todo el polvo
de las verdades que pesan.
Voy caminando contigo,
siempre a tu lado, mi reina,
amaneciendo el otoño.
entre el vaivén que te
lleva.
Junto al sentir de tu pueblo
mi devoción abre puertas,
te desnudo el corazón,
te derramo su inocencia,
postrado, caen las hojas
postrado, caen las hojas
de mi ser, rodilla en tierra.
Mis silencios nada piden
si en los sueños no hay
respuesta,
habrá un muro en mi
destino,
no habrá rostro en su
certeza.
¡Madre, en lo hondo cuanta
sombra!,
¡Madre, a flote cuanta
piedra!
Hoy camino de tu mano,
y de la otra mi princesa,
el pensamiento en los ojos
que abren mi luz de poeta,
amores incontenibles
con su nombre entre mis
venas.
Madre, la luz de este día,
bailando en mi alma
indefensa,
mina sombras de la sangre
y parece un alma nueva,
hoy contigo peregrina
y con mi ser como ofrenda.
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