(Imagen de la red)
Se
enfada por amor
el
que quiere,
el
que apega los ojos
a
su ventana
entre
estrellas y desengaños.
Sucede
que
la llama se apodera del mundo,
y
la ausencia
es
su muro cotidiano.
Y
se enfada
porque
un siglo es otro instante a la espera,
porque
cruza y cruza la tierra
el
ansia hasta los bordes
y
demasiadas veces regresa
con
el polvo quemado, y sin sombra.
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