La
duda obra,
derrama
la luz,
su
calor funde lo disperso,
y
unida la podredumbre
es
inútil toda ofrenda.
Extinto
lo verdadero
ha
de trenzar días de esparto
hasta
sentirse de nuevo prisionero
de
su lógica transparencia,
inmune
ante pasos de ciego.
Pero
antes de resurgir su para siempre,
perdóname,
susurra el temblor
de
un beso.
Muy bueno, Juan. Tiene muy buen ritmo y un final muy bien escogido. Abrazos.
ResponderEliminarHola Marcos, encantado de que te guste amigo, un abrazo
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