(imagen de la red)
Chiquita,
hasta la cúspide, la llama,
tan
pequeña que el cenit no lo nombra,
su
presente es barrer bajo la alfombra
la
ceniza que el tiempo le derrama.
Amor
que pasa noches en pijama,
tan
hecho a construir no desescombra,
es
ruina entre las piernas ya la sombra,
la
lucha que carece vuestra cama.
He
visto arder a aquel amor celeste,
ir
ascendiendo el fondo de lo vuestro
a
coronar la cima más agreste,
consumar
su grandeza cual maestro.
Y
hoy se repliega, su camino es éste,
¡qué
cercano le queda ser ancestro!